Música, relax, gastronomía y moda: ese algo más del Festival Bandera
Sin dudas, que planificar un evento donde pasarán más de 30 bandas y 20 mil personas no es fácil y a nadie se le ocurriría pensar que saldrá todo perfecto. Pero aún así, el panorama general es hermoso.
Porque los aciertos son muchos e importantes. El primero, el espacio. Picnic, sombra, sol, pasto o cemento. Había para elegir. Se vio amistad, disfrute en grupo, parejas, romance, relax, y lugar para todo.
En el Festival Bandera también hubo moda, la gente se expresó con su ropa, sus accesorios y selfies. Se expresaron los artistas en cada escenario, fueron respetados y aplaudidos.
Hubo bebidas y gastronomía para todos los gustos. Si, también tiempos de espera. Donde socializar fue la característica principal.
La energía fluyó positiva, con artistas emergentes que se bajaban del escenario extasiados y agradecidos por el público que los acompañó.
Y también ese pogo, en dos escenarios magníficamente pensados para los que van a saltar y dejar los problemas de lado y a escuchar Amar y envejecer, Eres para mí, Te voy a llevar o El hijo de Hernández.
Quien quería escuchar música tranquilo, allá atrás sentado en canastita, también tuvo lugar. Porque la disposición de escenarios y el sonido estaba pensado también para eso.
El Festival Bandera se posiciona en Rosario y en la región por ser una propuesta única, con variedad de estilos, artistas y propuestas. Pero también toma preponderancia a nivel nacional.
Y lo logra justamente porque la masividad que ha logrado en cuatro ediciones no rompió lo que la gente cuenta que es más importante: sigue siendo íntimo, tranquilo.
La producción logra darle a la gente grandes shows, pero también espacio para que cada persona que asista pueda vivirlo a su manera, con sus tiempos, tomando y comiendo algo, en el pogo o en plan picnic.
Fotos: @willydonzelli