El placer de los dioses
Más de una vez he recurrido a sus saberes y sapiencias, lo he leído con detenimiento, creo que hay plumas que no solo son importantes por lo que dicen, sino porque lo que dicen están sustentas por conocimientos y experiencias. Otro aporte significativo a la literatura y a este portal.
Sus devoluciones
Ver a través
Un proverbio checo define la dulce ociosidad
mediante otra metáfora: ´contemplar las ventanas de
Dios´
Milan Kundera , La lentitud . 1994
Las inteligencias
la carne
las amistades
los amores
se
reconocen
se descubren
una vez vista
en el cuenco hondo de los ojos
dos pares y dos pares
en sintonía
“comercio de pensamientos”
una mirada sostenida
que entiende todo
en su penetración recíproca
y dice todo
en la pupila dilatada
por saberse vista
Inútiles las palabras que vendrán
después
Las almas se reconocen
en los ojos
Inútiles las palabras que vendrán
después
Estanislao Giménez Corte
Leer, o el puro goce que espera (fragmento)
...
LEER PARA SER
Leer ¿es una marca de época? «Hay que ser leído; esa persona es leída». Tales extravagantes formas gramaticales, repetidas por parte de la clase media de mediados del siglo xx en la Argentina, atravesaron décadas en las cuales portar ciertos saberes forjaba una suerte de carta de presentación ante el
mundo: decir unos cuantos nombres, recordar unos cuantos títulos, trazar genéricamente algunos “ismos” (el marxismo tal cosa, el existencialismo tal otra, el latinoamericanismo tal otra) incluía. Forjaba una pertenencia, un código de pares ante el espanto de la ignorancia, una suerte de síndrome de igualación entre los interesados en las bibliotecas. Una fuerza de época, arriesgamos, encontraba en la lectura una práctica vital. Se leía como un modo de elevación intelectual y espiritual, algo que no dependía de los sucesos laborales ni de los recursos económicos. Se construía algo propio sólo determinado por la voluntad: una voluntad por saber, por entender,
por conocer. Por acercarse a las voces de los genios. Una voluntad por abrir.
Estanislao Giménez Corte